El olor de la canela en las tiendas de comida, el aire fresco de un día de verano en algún pueblo lejano.
Una risa que sale espontáneamente, una mirada fugaz directo a los ojos, un beso perdido en la comisura derecha de su sonrisa.
Casas vacías de paredes blancas esperando a llenarse de colores al azar. Su piel bronceada brillando bajo el sol. Una sensual canción a la luz de la luna.
Un baile erótico en medio del bosque. Asistir a un concierto con la persona que más quieres. Revelar un rollo viejo sólo para ver fotos que no recordaba que había tomado.
Muchas sensaciones, lugares y cosas me recuerdan la calidez de estar con ella y nada de eso me basta para saciar estas ganas de tenerla en mis brazos.
Las ganas de que su travieso cabello se interponga entre nuestros labios o de sentir su esbelta figura contra mi cuerpo...